En temporada de ferias, ¿cómo avanza el Estatuto del Artista?

Aunque a menudo se dice que las ferias de arte, espacios en los que se desarrolla la actividad comercial del mercado del arte, no son lugar para artistas sino para la conexión entre galerías y clientes, sean particulares, corporativos o institucionales, es fundamental no perder de vista que, tanto para que se celebren las ferias como para que las galerías puedan desarrollar su labor, para que los coleccionistas muestren sus últimas adquisiciones, y para que la prensa se haga eco de todo ello, el eje principal es el trabajo de los y las artistas. Su situación profesional, sus demandas, sus necesidades, su supervivencia económica, especialmente en tiempos de precariedad, debe ser una prioridad de todo el ecosistema del arte.

El pasado 16 de enero, el ministro de Cultura y Deportes, la titular de Trabajo y Economía Social y el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones organizaron una reunión «para analizar las medidas de mejora de la prestación por desempleo y de la protección social en el sector artístico», a la que acudieron, entre otros representantes de la cultura española, miembros de las asociaciones que componen la Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo. El complejo entramado de medidas necesarias para que el Estatuto del Artista, aprobado por unanimidad en el Congreso de los Diputados en 2018, sea una realidad requieren del diálogo y, sobre todo, de la intención de estos tres ministerios para negociar y llegar a acuerdos. El objetivo final de la Subcomisión encargada de redactar el informe que diera forma al Estatuto era dignificar la precaria y endeble situación profesional de artistas y otros trabajadores de la cultura de nuestro país, cuyo trabajo a menudo no les permite, o lo hace con reservas, subsistir como otros profesionales de otras actividades.

Desde su llegada a la cartera de Cultura, fue intención del ministro Iceta luchar por el legado del ministro Guirao, titular durante la aprobación del Estatuto, creando una Comisión Interministerial que velase por introducir las modificaciones necesarias. Dicha Subcomisión está dividida en cuatro grupos de trabajo, fiscal, laboral, seguridad social y educación, cada uno de ellos coordinados entre el Ministerio de Cultura y los otros ministerios correspondientes. Los tres avances más significativos a los que se había llegado en meses anteriores y que desgranó la ministra Yolanda Díaz en 10 de enero de 2023 eran, según el diario El País, «una prestación por desempleo adaptada a la intermitencia del empleo cultural; la compatibilidad de la pensión de jubilación con rendimientos por actividades artísticas y otras conexas, y una cuota especial para autónomos de estos ámbitos laborales con ingresos por debajo de 3.000 euros», medidas que empezarán a activarse en los próximos meses de este año 2023, a pesar de la oposición de otros partidos que sí estuvieron de acuerdo en aquel 2018, según el diario ABC. El Departamento Laboral de la firma Garrigues desgrana en su web los detalles de dichas medidas, al igual que lo hace el diario Cinco Días.

En palabras del novelista y poeta Manuel Rico a El Cultural del diario El Español, «Con toda la importancia que tienen estas medidas, lo fundamental es el reconocimiento del trabajo cultural como una aportación decisiva al patrimonio del país y la dignificación de sus profesionales. Se ha dado un gran paso. Las medidas se tienen que someter a la prueba de la práctica y quedan pendientes algunas demandas: las entidades seguirán trabajando en ellas».

En ese mismo medio, el ejemplo de Borja Cobeaga, guionista y cineasta, se puede aplicar también a los artistas plásticos y visuales: «Imaginen que el sustento de una escritora es su trabajo como profesora (aclaración: el porcentaje de autores literarios que viven solo de escribir es ínfimo). La escritora se jubila, recibe su pensión de docente y, si factura por impartir una charla o publicar un libro, le quitan su jubilación. ¿No tiene sentido, verdad? Pues eso pasaba. Renunciábamos a la aportación de una persona de 65 años en adelante. Puro edadismo que el Estatuto del Artista por fin ha corregido».

No está de más, en vísperas de la temporada de ferias en Madrid, recordar que el trabajo cultural y creativo en España, y especialmente el de artistas plásticos/as y visuales, está marcado por la temporalidad, la precariedad, la inseguridad, y que aún así los y las artistas de nuestro país siguen manteniendo viva con su trabajo, dedicación, vocación, y con sus recursos y su tiempo, la actividad artística, social, cultural y económica de nuestro país.

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